¿Cuál es la velocidad del sonido y de la luz?
El sonido viaja más despacio de lo que muchos creen. En el aire, se mueve a unos 343 metros por segundo. Esto significa que tarda casi 3 segundos en recorrer un kilómetro. Parece rápido, pero comparado con otras cosas, es bastante lento.
Por ejemplo, si gritas a alguien que está a un kilómetro, tardará 3 segundos en oírte. En el agua, el sonido va más rápido, a unos 1.480 metros por segundo. Y en los sólidos, como el acero, puede llegar a 5.100 metros por segundo. Esto explica por qué a veces oímos los trenes antes de verlos, el sonido viaja más rápido por los raíles que por el aire.
La velocidad del sonido cambia según el medio por el que viaja. En el aire, depende de la temperatura. Cuanto más caliente está el aire, más rápido va el sonido. Por eso, en un día frío, el sonido viaja más despacio que en uno caluroso.
También influye la humedad y la presión del aire. En las montañas, donde el aire es más fino, el sonido va más lento que a nivel del mar. Esto afecta a cómo oímos las cosas en diferentes situaciones y lugares.
La luz: la velocidad máxima del universo
La luz es mucho, mucho más rápida que el sonido. Viaja a unos 299.792.458 metros por segundo en el vacío. Es tan rápida que puede dar la vuelta a la Tierra siete veces y medio en un segundo. Esta velocidad es el límite máximo al que puede viajar cualquier cosa en el universo. Nada puede ir más rápido que la luz, según la teoría de la relatividad de Einstein. Por eso, cuando vemos el Sol, estamos viendo cómo era hace 8 minutos, que es lo que tarda su luz en llegar a la Tierra.
La velocidad de la luz es constante en el vacío, pero cambia un poco en otros medios. En el agua, por ejemplo, va más despacio, a unos 225.000 kilómetros por segundo. En el vidrio, aún más lenta, a unos 200.000 kilómetros por segundo. Esto explica por qué los objetos parecen doblarse cuando los metemos en agua. La luz cambia de velocidad al pasar del aire al agua, y esto hace que se desvíe.
Comparando sonido y luz: una diferencia abismal
La diferencia entre la velocidad del sonido y la de la luz es enorme. La luz es casi un millón de veces más rápida que el sonido en el aire. Esto explica por qué vemos el rayo antes de oír el trueno en una tormenta. La luz del rayo llega casi al instante, pero el sonido del trueno tarda más. Si contamos los segundos entre el rayo y el trueno, podemos saber a qué distancia está la tormenta. Cada 3 segundos equivalen a un kilómetro aproximadamente.
Esta diferencia de velocidad tiene muchas aplicaciones prácticas. Por ejemplo, en las comunicaciones por satélite, usamos ondas de radio que viajan a la velocidad de la luz. Esto permite enviar mensajes casi instantáneamente a cualquier parte del mundo. En cambio, si intentáramos comunicarnos usando ondas de sonido, los mensajes tardarían horas en llegar al otro lado del planeta.
Curiosidades sobre la velocidad del sonido y la luz
Hay muchas cosas interesantes sobre estas velocidades. Por ejemplo, los aviones supersónicos pueden volar más rápido que el sonido. Cuando lo hacen, crean una onda de choque que se oye como un fuerte estampido. Este es el famoso "boom sónico". Por otro lado, aunque nada puede superar la velocidad de la luz, los científicos han logrado ralentizarla mucho en laboratorios. Han conseguido que vaya tan despacio como 17 metros por segundo, más lenta que un coche en ciudad.
La velocidad de la luz también explica por qué vemos las estrellas como eran hace mucho tiempo. La luz de algunas estrellas tarda millones de años en llegar a nosotros. Así que cuando miramos al cielo nocturno, estamos viendo el pasado. Es como una máquina del tiempo natural. En cuanto al sonido, hay animales que lo usan de formas sorprendentes. Los murciélagos, por ejemplo, emiten sonidos de alta frecuencia y usan los ecos para orientarse y cazar. Es como si tuvieran su propio sonar.
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