Trastorno explosivo intermitente: La enfermedad de la ira que nadie entiende

No puedes controlar tu rabia por situaciones que otros ven como tonterías. Te cabreas con facilidad por cosas sin importancia y le das vuelta a todos los temas.. Este trastorno se llama trastorno explosivo intermitente y es más común de lo que puedas pensar. Muchos lo describen como un botón de autodestrucción que se activa sin que puedas hacer nada por evitarlo. Los que lo padecen sienten una rabia tan intensa que pueden acabar rompiendo cosas o metiéndose en peleas por motivos que luego ni recuerdan.
Y lo peor no es el momento del estallido sino lo que viene después. Te sientes fatal por haber perdido los papeles, te comes la cabeza pensando en lo que has hecho y la culpa te puede durar días. Es un ciclo agotador que además te hace sentir como un bicho raro porque parece que nadie más reacciona así ante cosas tan pequeñas.
Síntomas y diagnóstico: Cuando la ira toma el control
Los médicos tienen claro que esto va más allá de ser una persona "de mecha corta". Para empezar los episodios son brutalmente desproporcionados con lo que los provoca. Puedes acabar tirando el móvil contra la pared solo porque va lento o liándote a golpes con alguien que te ha adelantado en la cola del super. La clave está en que estos arranques aparecen de repente y duran poco pero son muy intensos.
El diagnóstico no es fácil porque hay que descartar otras movidas como el trastorno bipolar o problemas con las drogas. Los psiquiatras se fijan sobre todo en el patrón de estos estallidos: cuándo empezaron con qué frecuencia aparecen y cómo de graves son. También podrían mirar si hay antecedentes en la familia porque parece que existe cierta predisposición genética.
Tratamiento: El camino hacia el control emocional
No exite un tratamiento igual para cada paciente. Tienen que ir aprentando teclas para que las piezas del puzzle encajen de la mejor manera. Por un lado están los medicamentos normalmente antidepresivos o estabilizadores del ánimo que ayudan a que el cerebro no se vuelva loco con tanta facilidad. Pero las pastillas solas no son la solución hay que currar en terapia para aprender a manejar esos momentos explosivos.
Los psicólogos te enseñan trucos que parecen tontos pero funcionan: respirar de forma especial contar hasta diez alejarte de la situación que te está calentando… Lo importante es pillarle el punto a tus propios disparadores esas cosas que sabes que te pueden hacer saltar por los aires. Con práctica se puede aprender a ver venir el tsunami antes de que te ahogue. Te lo aseguro.
El día a día: Vivir con el trastorno explosivo
Vivir con esto es como caminar sobre hielo fino nunca sabes cuándo se va a romper. Tus amigos y familia viven con miedo a decir algo que te haga explotar y eso te hace sentir como un monstruo. En el trabajo la cosa no es mejor porque la gente no entiende que esto es una enfermedad de verdad piensan que simplemente eres un borde o un violento.
Muchos acaban aislándose porque es más fácil estar solo que arriesgarse a tener otro episodio en público. Las relaciones de pareja se complican porque ¿quién quiere estar con alguien que puede montar un pollo por cualquier tontería? Es un círculo vicioso: te sientes solo eso te frustra más y aumenta el riesgo de nuevos estallidos.
Esperanza y recuperación: El futuro es posible
Lo bueno es que esto tiene solución aunque lleve su tiempo. Con el tratamiento adecuado y mucho trabajo personal puedes aprender a controlar esos impulsos. Es fundamental rodearte de gente que entienda por lo que estás pasando y te apoye en el proceso. Los grupos de apoyo también pueden ayudar a la recuperación, ya que conocen a personas que están pasando por lo mismo.
Y por favor, no dejes el tratamiento aunque empieces a sentirte mejor. Esto es como una diabetes emocional necesitas seguir cuidándote aunque parezca que ya está todo controlado. Con tiempo paciencia y el apoyo adecuado se puede vivir una vida normal y plena. La clave está en aceptar que necesitas ayuda y dar el primer paso para buscarla.
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