Audrey y su marido se vieron sorprendidos por una tormenta de nieve y su temperatura bajó a 20.2 grados
Audrey Mash una profesora británica de 34 años en Barcelona, se perdió junto a su marido el día 3 de noviembre en una zona montañosa de Vall de Núria, en el Pirineo de Girona. Al mediodía, a raíz de una tormenta de nieve, la chica sufrió una hipotermia severa, quedó inconsciente y entró en parada cardiorrespiratoria.
A la seis horas de su rescate, Audrey fue reanimada en el hospital del Vall d´Hebron, gracias a la coordinación entre los equipos de bomberos, el servicio de emergencias médicas (SEM) y el personal del hospital.
Después de once días de ingreso, Audrey de 34 años, salió del hospital por su propio pie. Su corazón, que estuvo más de seis horas y media parado, vuelve a latir con normalidad. Para sorpresa de los médicos que la salvaron, no le queda ninguna secuela neurológica.
Tampoco le queda ningún recuerdo de aquel domingo 3 de noviembre. Sólo una falta de sensibilidad y de coordinación en los dedos de las manos que la ha obligado a comprar pantalones nuevos porque por ahora no puede abrocharse los botones.
El factor principal en el rescate, la coordinación entre equipos
Cuando los servicios de rescate llegaron a la zona, la mujer presentaba una temperatura corporal de 18 grados. Fue trasladada al hospital Vall d´Hebrón en un helicóptero médico, y a su llegada a las 17:44 horas, la paciente recibió un tratamiento de oxigenación con membrana extracorpórea.
Este tratamiento trata de suplir la función del corazón y los pulmones con una máquina, extrayendo sangre que se oxigena antes de volver a introducirla por una arteria, y que además la calienta, lo que permite elevar la temperatura corporal.
En el momento de llegada de Audrey Mash al hospital no tenía constantes vitales, su corazón no tenía actividad eléctrica y sus riñones y pulmones no funcionaban. Los sanitarios consideraron, sin embargo, que la paciente podía sobrevivir al tratarse de una hipotermia y decidieron conectarla a la máquina.
Cuando su organismo alcanzó los 30 grados (cuando llegó al hospital estaba a 20,2º) los médicos decidieron darle una descarga eléctrica (desfibrilación) para reanimarla, con éxito. Su corazón volvió a latir a las 21.46.
Miquel López, jefe de la división especial de los bomberos, ha declarado en una rueda de prensa que «Este caso marca la línea del futuro: la coordinación entre equipos».
Por su parte, Antoni Encinas, gerente del servicio de medicina intensiva, ha añadido «Estas fuerzas de coordinación tienen un impacto clave: sin ellas no hay profesional capaz de enfrentarse a casos como este».
Durante su ingreso en el hospital, los médicos indujeron a la paciente una hipotermia leve durante 24 horas para proteger su cerebro, al desconocer su estado. «Estábamos especialmente preocupados por las posibles secuelas neurológicas», ha explicado el doctor Argudo, «ya que no existen prácticamente casos de personas que hayan sido reanimadas tras tener el corazón parado durante tanto tiempo»
