¿Qué es la lluvia ácida y cómo se forma?

La luvia ácida es un tipo de precipitación que tiene un nivel de acidez más alto de lo normal. Esto pasa porque se mezcla con ciertos gases contaminantes que están en el aire. No es que caiga del cielo como si fuera ácido de batería, pero sí que puede causar problemas serios al medio ambiente.
Esta lluvia no solo cae en forma líquida. También puede ser nieve, niebla o incluso partículas secas que se depositan en el suelo. Lo más grave de este tipo de lluvia es que puede afectar a zonas que están lejos de donde se produce la contaminación.
El viento arrastra los gases y pueden viajar cientos de kilómetros antes de convertirse en lluvia ácida. Así que un sitio puede sufrir las consecuencias de la contaminación que se produce en otro lugar.
Cómo se forma la lluvia ácida
Pero vamos a ver cómo se forma este tipo de lluvia. Todo empieza con la contaminación que producimos los humanos. Las fábricas, las centrales eléctricas y los coches son los principales culpables. Estos sueltan al aire unos gases llamados dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Estos gases suben a la atmósfera y allí se encuentran con el agua de las nubes y el oxígeno.
¿Y qué pasa entonces? Pues que se produce una reacción química. Los gases se convierten en ácido sulfúrico y ácido nítrico. Estos ácidos se mezclan con el agua de las nubes y cuando llueve, cae esta agua acidificada. Es como si la naturaleza hiciera un experimento de química, pero a lo bestia y sin querer. El resultado es una lluvia que puede tener un pH de hasta 4, cuando la lluvia normal tiene un pH de alrededor de 5,6.
Efectos de la lluvia ácida en el medio ambiente
Y claro, esto tiene sus consecuencias. La lluvia ácida afecta a muchas cosas. Por ejemplo, puede hacer que los lagos y ríos se vuelvan demasiado ácidos para los peces y otras criaturas acuáticas. También daña los bosques, hace que las hojas de los árboles se pongan amarillas y se caigan antes de tiempo.
Pero no solo afecta a la naturaleza. La lluvia ácida también puede dañar edificios y monumentos, sobre todo si están hechos de piedra caliza o mármol. Les va comiendo poco a poco la superficie por lo que nuestro patrimonio cultural está en peligro por culpa de esta lluvia.
Medidas para combatir la lluvia ácida
¿Y qué podemos hacer para evitar esto? Pues la clave está en reducir las emisiones de esos gases que causan la lluvia ácida. Esto implica usar tecnologías más limpias en las industrias y en la generación de electricidad. Por ejemplo, se pueden instalar filtros en las chimeneas de las fábricas para que no suelten tantos gases nocivos. También es importante apostar por energías renovables como la solar o la eólica, que no producen estos gases contaminantes.
Y a nivel individual también podemos hacer cosillas. Usar menos el coche y más el transporte público o la bici ayuda a reducir las emisiones. En casa, podemos ahorrar energía apagando las luces cuando no las usamos o no abusando del aire acondicionado. Parece poco, pero si todos ponemos de nuestra parte, al final se nota.
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