¿Qué es el sesgo de confirmación?

Poco se habla de lo que nos gusta tener razón en una discusión.. Todos caemos en esa trampa mental. El sesgo de confirmación es esa manía que tenemos de buscar información que respalde lo que ya pensamos. Es como cuando compras un coche rojo y de repente ves coches rojos por todas partes. No es que haya más es que tu cerebro se fija más en ellos.
La cosa es que este sesgo nos afecta a todos en el día a día. Los científicos lo estudian desde hace años y han descubierto que está muy arraigado en nuestro pensamiento. Daniel Kahneman ganó el Premio Nobel por investigar estos sesgos cognitivos. Y es que nuestro cerebro prefiere procesar información que confirme nuestras ideas en vez de cuestionarlas.
Cómo el sesgo de confirmación afecta nuestras decisiones
En política esto se nota muchísimo. La gente tiende a seguir medios de comunicación que refuerzan sus ideas. Si eres de derechas leerás periódicos conservadores. Si eres de izquierdas buscarás noticias progresistas. Al final acabamos en una burbuja informativa donde solo escuchamos lo que queremos oír, y solo leemos lo que queremos leer..
Las redes sociales han empeorado este problema. Los algoritmos de Facebook, X e Instagram nos muestran contenido similar a lo que ya nos gusta. Esto crea cámaras de eco donde nuestras opiniones se hacen cada vez más extremas. ¿Te suena cuando discutes con alguien en X (Antes Twitter) y parece que habláis idiomas diferentes?
Consejos prácticos para combatir este sesgo
La buena noticia es que podemos luchar contra este sesgo. Lo primero es ser conscientes de que lo tenemos. Cuando te pilles defendiendo algo pregúntate: ¿estoy buscando información que me dé la razón o estoy abierto a cambiar de opinión?
Un truco útil es buscar activamente argumentos contrarios a lo que piensas. Si crees que la energía nuclear es mala, busca sus ventajas. Si piensas que la inmigración, es negativa infórmate sobre sus beneficios. Charles Darwin usaba esta técnica: anotaba todo lo que contradecía sus teorías.
El impacto en nuestra vida diaria
Este sesgo también afecta nuestras relaciones personales. Cuando discutimos con nuestra pareja, tendemos a recordar solo las veces que hemos tenido razón. O en el trabajo cuando evaluamos a un empleado, nos fijamos más en los comportamientos que confirman nuestra primera impresión.
Las consecuencias pueden ser graves. En medicina por ejemplo, algunos pacientes buscan en internet solo información que confirme su autodiagnóstico. Esto puede llevar a decisiones peligrosas para la salud. Los médicos tampoco se libran: a veces se aferran tanto a su diagnóstico inicial que pasan por alto síntomas importantes.
La clave está en mantener la mente abierta. No pasa nada por cambiar de opinión cuando nos presentan pruebas convincentes. Al contrario demuestra inteligencia emocional y capacidad de aprendizaje. Como decía Aristóteles la duda es el principio de la sabiduría. ¿Te atreves a cuestionar tus propias creencias?
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