Psicología inversa en el amor: el juego del desinterés

Por qué nos atrae más quien parece no hacernos caso. Es curioso, pero cuando alguien muestra demasiado interés, a veces perdemos el nuestro. La psicología inversa en el amor funciona así: cuanto más persigues a alguien, más probabilidades hay de que se aleje. Es como cuando de pequeños nos decían que no tocáramos algo, y precisamente eso era lo que más queríamos hacer.
Lo que pasa es que nuestro cerebro está programado para valorar más lo que nos cuesta conseguir. Es como esos bolsos de marca que cuanto más caros son, más los deseamos. En el amor ocurre igual: si alguien nos lo pone muy fácil, nuestro subconsciente piensa "aquí hay gato encerrado" o "esto no puede ser tan bueno". Los expertos en psicología conductual lo llaman "principio de escasez".
El arte sutil de la atracción
Los coach de relaciones y terapeutas de pareja siempre dicen lo mismo: hay que mantener viva la llama del misterio. No se trata de jugar con los sentimientos de nadie, sino de entender que el ser humano valora más lo que tiene que trabajarse. Es como cuando vas al gimnasio, los resultados que más nos satisfacen son los que conseguimos con esfuerzo.
Pero esto tiene truco: si te pasas de misterioso o distante, la otra persona puede pensar que pasas totalmente y mandarte a freír espárragos. La clave está en encontrar el equilibrio entre mostrar interés y mantener tu propia vida. Los psicólogos lo llaman "desinterés calibrado", yo lo llamo no poner todos los huevos en la misma cesta.
Estrategias que funcionan (y las que no)
Una técnica que suele funcionar es la de "estar ocupado pero disponible". Vamos, que si te escriben, no contestas al segundo como si estuvieras pegado al móvil, pero tampoco te haces el interesante tardando tres días. Como cuando quedas con amigos, si siempre estás libre, parece que no tienes vida propia; si nunca lo estás, dejas de formar parte de la suya.
Y aquí viene lo importante: la psicología inversa no significa hacerse el duro o la dura sin más. Va de generar intriga de forma natural. Por ejemplo, si te preguntan qué vas a hacer el finde, en vez de soltar todo el plan, puedes decir algo como "tengo algo entre manos, ya te contaré". Eso sí, luego hay que contarlo, que si no la intriga se convierte en desconfianza.
El equilibrio es la clave
La neurociencia nos dice que el cerebro libera más dopamina (el neurotransmisor del placer) cuando la recompensa es intermitente que cuando es constante. Igual que lo que ocurre con las tragaperras, si siempre ganáramos, no tendría gracia. En el amor, si siempre estamos disponibles, perdemos ese puntito de emoción que mantiene vivo el interés.
¿Y sabes qué es lo más curioso? Que esto funciona mejor cuando no lo fuerzas. Si estás genuinamente ocupado con tu vida, tus hobbies y tus amigos, la psicología inversa surge sola. Seguro que te ha ocurrido en más de un ocasión, dejas de buscar las llaves como un loco y aparecen solas, el universo tiene un sentido del humor bastante peculiar en estas cosas del amor.
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