Procrastinar: Significado y ejemplos

procastinar significado ejemplos

Procrastinar es básicamente postergar tareas importantes para hacer otras que nos resultan más agradables o fáciles. Como si nuestro cerebro tuviera alergia a ciertas responsabilidades y buscara excusas para esquivarlas. El problema es que esas tareas no desaparecen por arte de magia. Siguen ahí, echando raíces en nuestra mente y recordándonos que somos unos irresponsables.

Contenido

Ejemplos cotidianos de procrastinación

Te pongo algunos ejemplos para que veas que no estás solo en esto. ¿Te suena lo de "cinco minutitos más" cuando suena el despertador? Pues eso es procrastinar. O cuando dices que vas a empezar la dieta el lunes… de la semana que viene. O cuando tienes que estudiar para un examen pero de repente tu timeline de Instagram se vuelve súper interesante.

La procrastinación se cuela en todos los aspectos de nuestra vida. En el trabajo cuando dejamos los emails importantes para el final del día. En casa cuando posponemos esa llamada a la abuela que lleva semanas en nuestra lista de pendientes. Incluso en nuestro tiempo libre cuando decimos que ya nos apuntaremos al gimnasio… el mes que viene.

¿Por qué procrastinamos?

¿Por qué lo hacemos? Pues resulta que nuestro cerebro está programado para buscar la gratificación inmediata. Prefiere el placer a corto plazo antes que la satisfacción a largo plazo. Por eso es más tentador ver una peli que ponerse a estudiar. La recompensa es instantánea.

Además muchas veces procrastinamos por miedo. Miedo a fracasar miedo a no estar a la altura o simplemente miedo a enfrentarnos a algo que nos resulta difícil o aburrido. Como si nuestro cerebro nos dijera "mejor no lo intentes, así no podrás fallar". Una lógica un poco retorcida, la verdad.

Consecuencias de vivir posponiendo

Procrastinar tiene sus consecuencias y no son precisamente agradables. El estrés se dispara porque vamos siempre a contrarreloj. La calidad de nuestro trabajo baja porque lo hacemos con prisas y sin tiempo para revisarlo. Y para colmo nos sentimos culpables por no haber empezado antes.

A largo plazo la cosa se pone aún peor. Nuestra autoestima se resiente porque nos vemos como personas poco fiables o incapaces de cumplir objetivos.

Las oportunidades se nos escapan porque siempre llegamos tarde. Y lo que es peor: entramos en un círculo vicioso del que es difícil salir. Cuanto más procrastinamos más nos cuesta ponernos en marcha.

Estrategias para dejar de procrastinar

Hay formas de combatir la procrastinación. Una técnica muy interesante y de la que te he hablado en otros artículo´ es la del pomodoro. Consiste en trabajar en intervalos de 25 minutos y luego descansar 5. Así engañas a tu cerebro para que se centre en periodos cortos de tiempo. Como si dijeras "venga, solo 25 minutitos y luego puedes ver un vídeo de TikTok".

El lado positivo de procrastinar (sí, lo tiene)

No todo es malo en el mundo de la procrastinación. A veces postergar ciertas decisiones nos da tiempo para reflexionar mejor. O nos permite ser más creativos porque nuestro cerebro sigue trabajando en segundo plano. Incluso puede ser una señal de que necesitamos un descanso o de que esa tarea no es tan importante como creíamos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *