Procrastinación ¿cómo superarla?

La procrastinación es básicamente el hábito de posponer tareas importantes por otras más agradables o fáciles. Es como si tu cerebro tuviera un cortocircuito y decidiera que ver vídeos de gatitos es más urgente que acabar ese informe que tienes que entregar mañana. Y lo peor es que todos lo hacemos en mayor o menor medida. Pero tranqui que hay esperanza. Se puede superar con un poco de maña y fuerza de voluntad.
El enemigo interior: por qué procrastinamos
Pero antes de ponernos manos a la obra hay que entender por qué procrastinamos. Y no es solo por vagancia que va. Los expertos dicen que hay un montón de razones. A veces es por miedo al fracaso. Otras por perfeccionismo. Y en muchos casos simplemente porque la tarea nos parece un rollo tremendo.
También influye cómo está cableado nuestro cerebro. Resulta que estamos programados para buscar la gratificación inmediata. Y claro hacer algo divertido ahora mismo es más atractivo que ponerse con una tarea aburrida aunque sea importante a largo plazo. Es como si tuviéramos un niño pequeño dentro gritando "¡Lo quiero todo y lo quiero ya!".
Técnicas anti-procrastinación: trucos para ponerse las pilas
Vale ya sabemos qué es la procrastinación y por qué nos pasa. Pero ¿cómo narices la combatimos? Pues hay un montón de técnicas que puedes probar. Una de las más famosas es la técnica Pomodoro. Consiste en trabajar en bloques de 25 minutos con descansos de 5 minutos entre medias. Es como si le dijeras a tu cerebro "Venga colega solo 25 minutitos y luego te dejo descansar".
Otra idea muy efectiva es la regla de los 2 minutos. Si algo te va a llevar menos de 2 minutos hazlo ya. Sin excusas. Es sorprendente la cantidad de cosas que puedes sacar adelante con esta regla. Y lo mejor es que te da un subidón de productividad que te anima a seguir con tareas más grandes.
Organización y planificación: el orden es poder
Otro truco clave para vencer a la procrastinación es organizarse bien. Haz listas de tareas pero ojo no te pases. Una lista de 100 cosas pendientes solo te va a estresar más. Mejor céntrate en 3 o 4 cosas importantes cada día. Y ponlas por orden de prioridad. Así te aseguras de que lo importante se hace primero.
Y no te olvides de dividir las tareas grandes en partes más pequeñas y manejables. Imagina comerte una manzana grande de un bocado. Si lo intentas te ahogas. Pero si la vas cortando en trocitos pequeños al final te la acabas comiendo entera. Lo mismo pasa con los proyectos grandes. Divídelos en tareas más pequeñas y verás cómo de repente no parecen tan imposibles.
Ambiente de trabajo
El sitio donde curras también puede ser clave para vencer a la procrastinación. Intenta crear un espacio de trabajo que te motive. Quita las distracciones. Si el móvil te tira mucho déjalo en otra habitación. Si las redes sociales son tu perdición usa apps que las bloqueen mientras trabajas.
Y ojo con trabajar desde la cama o el sofá. Que sí que es cómodo pero tu cerebro asocia esos sitios con descanso no con curro. Mejor búscate un sitio específico para trabajar. Puede ser un escritorio en tu habitación o hasta la mesa de la cocina. Lo importante es que tu cerebro sepa que cuando estás ahí toca ponerse las pilas.
Recompensas y motivación: el poder del premio
Otro truco que mola mucho es darte premios por cumplir tus objetivos. El cerebro funciona con el sistema de recompensas así que úsalo a tu favor. ¿Has acabado ese informe que llevabas posponiendo una semana? Pues date un capítulo de tu serie favorita o sal a tomar algo con los colegas.
Y no te olvides de visualizar los beneficios de acabar la tarea. Imagínate lo bien que te vas a sentir cuando la termines. O piensa en las consecuencias negativas de no hacerla. A veces un poco de miedo puede ser un buen motivador. Pero ojo no te pases que tampoco se trata de agobiarse.
Hábitos y rutinas
Al final superar la procrastinación va de crear buenos hábitos. No esperes cambiar de la noche a la mañana. Es un proceso. Empieza con pequeños cambios y ve construyendo desde ahí. Intenta establecer una rutina diaria y síguelas lo mejor que puedas. Con el tiempo se convertirán en hábitos y ya no te costarán tanto.
Y no te olvides de cuidarte. Duerme bien come sano y haz algo de ejercicio. Parece una chorrada pero influye un montón en tu productividad. Es como darle a tu cerebro el combustible que necesita para funcionar a tope. Y cuando estás en plena forma es mucho más fácil ponerse con esas tareas que has estado posponiendo.
Deja una respuesta