Pánico escénico: Qué es y cómo superarlo

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Si has buscado esto en google, quizás en alguna ocasión te has quedado en blanco delante de un público. Ese momento en que el corazón te va a mil por hora y sientes que las piernas te tiemblan como si fueras gelatina. El pánico escénico lo sufren muchas personas y hasta los actores más famosos como Hugh Grant o la cantante Adele han confesado que lo sufren.

Tu cerebro está programado para protegerte del peligro, y cuando te expones ante un grupo de personas, el muy listo piensa que estás en peligro mortal. Vamos, como si en vez de dar una presentación en el trabajo estuvieras frente a un león hambriento. Por eso te sudan las manos, se te seca la boca y sientes que te vas a desmayar.

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Síntomas y sensaciones del terror escénico

La cosa es que el pánico escénico viene con todo un kit de síntomas que parece que te ha pasado por encima un tren. Se te acelera el pulso, te tiembla la voz, te quedas en blanco… Y lo peor es que cuanto más piensas en ello, más te agobias.

Lo primero es entender que esas sensaciones son normales y no te vas a morir por ellas, aunque tu cerebro te diga lo contrario. Es más, un poco de nervios puede ser hasta bueno, te mantiene alerta y hace que tu actuación sea más enérgica. Los mejores oradores del mundo dicen que siempre tienen nervios antes de salir, la diferencia es que han aprendido a convertirlos en energía positiva.

Técnicas prácticas para dominar el escenario

Vamos con los trucos prácticos. Primero: prepárate como si no hubiera un mañana. Conocer tu tema al dedillo te da seguridad. Es como cuando te sabes la letra de una canción, puedes cantarla aunque estés nervioso. Practica delante del espejo, grábate con el móvil, ensaya con amigos o familia. Cuanto más lo hagas, más cómodo te sentirás.

Otra cosa importante es la respiración. Antes de salir al escenario, respira profundamente desde el diafragma, como si quisieras inflar un globo en tu barriga. Esto le dice a tu cerebro que todo está bien y que puede relajarse un poco. También ayuda llegar con tiempo de sobra al sitio y familiarizarte con el espacio, es como marcar territorio.

Estrategias mentales para el éxito

Un truco que a mi me funciona genial es pensar que el público está de mi lado. Y es que es verdad, nadie quiere verte fracasar. Al contrario, la gente quiere aprender algo, entretenerse o ambas cosas. No van a lincharte si te equivocas en una palabra o se te olvida algo. De hecho, mostrar alguna vulnerabilidad te hace más cercano y simpático.

Recuerda que la perfección es el enemigo de lo bueno. No pasa nada si metes la pata, de hecho, los errores y cómo los manejas pueden hacer tu intervención más auténtica y memorable. Steve Jobs, que era uno de los mejores en temas de presentaciones, la pifió más de una vez y no se acabó el mundo. Lo importante es seguir adelante con una sonrisa y no darle más importancia de la que tiene.

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