Kinich Ahau: El dios maya del sol

Kinich Ahau dios maya

Kinich Ahau, era el dios del sol que iluminaba los días de la civilización maya. Esta deidad era la estrella, nunca mejor dicho, del panteón maya, Era el encargado de que saliera el sol todas la mañanas. Otra cosa no, pero trabajo tenía.

Los mayas lo solía representar como un ser con cara de jaguar y ojos algo bizcos. Sí, has leído bien. Ojos bizcos. Pero no te rías, que esto tenía su explicación. Los mayas creían que mirar fijamente al sol te dejaba bizco. Y claro, ¿quién mejor para representar eso que el mismísimo dios del astro rey? Además de ojos bizcos, le ponían una barba de jade, que le daba ese toque divino y majestuoso.

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El poder del sol en la vida maya

Kinich Ahau era un dios fundamental para la vida de los mayas. Sólo tienes que pensar en lo importante que es el sol para nosotros hoy en día. Pues para ellos, era eso multiplicado por mil. El sol marcaba los ciclos agrícolas, les daba calor, luz y básicamente hacía posible su existencia. No es de extrañar que le tuvieran tanto respeto y devoción.

Los mayas creían que Kinich Ahau viajaba por el cielo durante el día en forma de sol. Pero por la noche, se transformaba en jaguar y recorría el inframundo. De día, astro luminoso. De noche, felino poderoso. Y aquí tenemos un ejemplo claro de dualidad, el bien y el mal, el día y la noche.. tan presente en todas las civilizaciones.

Rituales y ofrendas: Cómo ganarse el favor del dios solar

¿Y cómo se ganaban el favor de este dios tan importante? Pues con rituales y ofrendas, claro está. Los sacerdotes mayas eran expertos en organizar ceremonias para honrar a Kinich Ahau. Desde danzas elaboradas hasta sacrificios de animales, todo valía para mantener contento al dios del sol. Incluso había rituales en los que la gente se sacaba sangre para ofrecérsela. Suena un poco bestia, pero en aquella época era la forma más sincera de demostrar devoción, y ser elegido para ser sacrificado era todo un honor para la familia.

Una de las ofrendas más curiosas que le hacían eran bolas de copal. El copal es una resina aromática que al quemarse produce un humo blanco. Los mayas creían que este humo alimentaba al sol y le daba fuerzas para seguir su viaje diario por el cielo.

Kinich Ahau en la mitología y la astronomía maya

En la mitología maya, Kinich Ahau no estaba solo en el cielo, su familia le acompañaba. Su esposa era la diosa de la luna, Ixchel, y juntos tenían varios hijos que representaban a los planetas.

Seguro que ya sabes que Los mayas eran fueron una adelantadaso en cuanto a astronomía se refiere, y gran parte de su conocimiento giraba en torno a Kinich Ahau. Construyeron templos y pirámides alineados con los movimientos del sol, como el famoso Templo de Chichén Itzá. Durante los equinoccios, la sombra de la pirámide forma una serpiente que parece descender por las escaleras.

Kinich Ahau hoy en día

Han pasado siglos desde que los mayas adoraban a Kinich Ahau, pero su influencia sigue presente en la cultura actual. Muchos artistas y diseñadores se inspiran en la iconografía maya para crear obras modernas. Y no hablemos de los tatuajes. Si buscas "tatuaje maya" en internet, te saldrán un montón de diseños con la cara de jaguar de Kinich Ahau.

El concepto de Kinich Ahau nos recuerda la importancia del sol en nuestras vidas, más allá de lo estético y tatuajes. En una época en la que pasamos tanto tiempo enchufados a pantallas, quizás nos vendría bien salir más a tomar el sol. Eso sí, con protección solar y gafas de sol, que no queremos acabar con los ojos bizcos como el dios maya 😀

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