Frases para gente falsa con dos caras

La gente falsa está por todos lados. A veces es difícil darse cuenta de quién es sincero y quién no. Pero hay algunas frases para gente falsa que suelen usar las personas con dos caras, que pueden ayudarnos a identificarlas. Por ejemplo, cuando alguien dice "No es por criticar, pero…" ya sabemos que viene una crítica. O cuando sueltan un "Con todo respeto…" y luego dicen algo irrespetuoso. Estas frases son señales de alerta que nos indican que esa persona no está siendo honesta.

Otra frase típica es "No se lo digas a nadie, pero…". Si alguien te cuenta un secreto sobre otra persona, lo más probable es que también ande contando tus secretos por ahí. Las personas chismosas suelen usar esta frase para aparentar discreción, cuando en realidad les encanta ir con el cuento. También hay que tener cuidado con los que dicen "Yo nunca haría algo así". Muchas veces los que más presumen de ser buenos son los primeros en caer en lo que critican.

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Cómo detectar la falsedad en las palabras

Hay que prestar atención no solo a lo que dicen, sino a cómo lo dicen. Los falsos suelen exagerar mucho sus emociones o reacciones. Si alguien te dice "¡Me alegro tantísimo por ti!" con una sonrisa forzada, probablemente no se alegre tanto. O si exclaman "¡Qué horror, no me lo puedo creer!" por algo que no es para tanto. Las personas sinceras no necesitan hacer tanto teatro para expresarse.

También hay que fijarse en las contradicciones. Si alguien dice "No es que me importe, pero…" y luego se pasa media hora hablando del tema, está claro que sí le importa. O cuando afirman "No quiero meterme en tus asuntos" y acto seguido dan su opinión sin que nadie se la pida. Las personas honestas suelen ser más directas y coherentes entre lo que dicen y lo que hacen. Los falsos en cambio se contradicen constantemente.

Frases manipuladoras para quedar bien

Hay gente que usa frases bonitas para manipular. Por ejemplo "Sabes que te quiero como a un hermano" suele ser el preámbulo de una puñalada trapera. O "Lo hago por tu bien" para justificar algo que en realidad hacen por su propio interés. También está el clásico "No es lo que parece" cuando les pillan haciendo algo malo. Estas frases buscan despertar emociones positivas para que bajemos la guardia.

Otra táctica es echar balones fuera. Frases como "Yo solo digo lo que he oído" o "A mí no me metas en líos" son formas de evitar responsabilidades. O el famoso "Si te he ofendido, lo siento" que no es una disculpa real. Las personas íntegras asumen sus errores sin excusas. Los falsos en cambio siempre tienen una frase preparada para escurrir el bulto y quedar bien.

Señales de alerta en el lenguaje corporal

No solo hay que fijarse en las palabras. El lenguaje corporal también delata a los falsos. Si alguien dice "Me caes genial" pero evita mirarte a los ojos, probablemente miente. O si afirma "No estoy enfadado" con los puños apretados. Las personas sinceras suelen tener una comunicación no verbal que coincide con lo que dicen. Los falsos en cambio muestran contradicciones entre sus palabras y sus gestos.

También hay que estar atentos a cambios bruscos de actitud. Si alguien es todo sonrisas contigo y de repente se pone serio cuando llega otra persona, no es de fiar. O si habla mal de alguien y luego es súper amable con esa persona en su cara. La gente auténtica mantiene una actitud más constante. Los falsos son capaces de cambiar de cara en cuestión de segundos según les convenga.

Cómo responder a las personas hipócritas

Lidiar con gente falsa no es fácil. Lo mejor es no entrar en su juego. Si alguien te suelta una de esas frases hipócritas, puedes responder con un simple "Ya" o "Si tú lo dices". No les sigas la corriente ni les des explicaciones. Cuanta menos información les des, menos munición tendrán para manipularte. También puedes usar el humor para desarmarlos. Si te dicen "No es por criticar, pero…" puedes responder "Ah, ¿no? Pues casi lo consigues".

Lo importante es no tomárselo como algo personal. La gente falsa suele actuar así con todo el mundo, no solo contigo. No vale la pena amargarse por ellos. Lo mejor es reducir el contacto en la medida de lo posible y rodearte de personas más auténticas. Al final, la sinceridad se nota y la falsedad también. Tarde o temprano la gente acaba mostrando su verdadera cara.

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