¿Es lo mismo egocentrismo y narcisismo?

Seguro que en más de una ocasión has pensado que ese compañeos de trabajo tan creído es egocéntrico o narcisista. Muchos usamos estos términos como si fueran intercambiables. Pero ojo, que aunque se parezcan como dos gotas de agua no son exactamente lo mismo. Vamos a desenredar este lío para que la próxima vez que alguien te saque de quicio sepas si tienes delante a un egocéntrico o a un narcisista de manual.
El egocéntrico es ese tipo que siempre tiene que ser el centro de atención. Es como un niño grande que no ha superado la fase del "yo, yo y yo". Todo gira a su alrededor y le cuesta horrores ponerse en el lugar de los demás. Es un auténtico especialista en convertir cualquier conversación en un monólogo sobre sus logros, sus problemas o sus opiniones. Vamos, que si le cuentas que te has roto una pierna seguro que acaba hablándote de aquella vez que él se torció el tobillo jugando al fútbol. ¿Te suena, verdad?
Diferencias sutiles pero importantes
Ahora bien el narcisista lleva todo esto a otro nivel. No solo quiere ser el centro de atención sino que además necesita que le admiren constantemente. Se cree superior al resto de los mortales y está convencido de que merece un trato especial. El narcisista es como un vampiro emocional que se alimenta de los halagos y la admiración de los demás. Si no recibe su dosis diaria de adulación se vuelve irritable y puede llegar a ser muy manipulador o incluso agresivo.
¿Y sabes qué es lo peor? Que el narcisista en realidad tiene una autoestima muy frágil. Todo ese aire de superioridad no es más que una fachada para ocultar sus inseguridades. Por eso reacciona tan mal a las críticas. El más mínimo comentario negativo puede desatar su ira o hundirle en la depresión. Es como si viviera en una burbuja de autobombo que no puede permitirse que nadie pinche.
El espejo del alma: cómo se ven a sí mismos
El egocéntrico por su parte suele tener una visión más realista de sí mismo. Aunque le encanta hablar de sus virtudes también es capaz de reconocer sus defectos. Simplemente le cuesta muchísimo dejar de pensar en términos de "yo" y considerar las necesidades o sentimientos de los demás. Es como si tuviera un filtro mental que convierte todo lo que pasa a su alrededor en algo relacionado con él.
Otra diferencia importante es que el egocéntrico no necesita sentirse superior a los demás. Le basta con ser el protagonista. El narcisista en cambio tiene que ser siempre el mejor el más guapo el más inteligente… Vamos que si ganas un premio seguro que te dice que él habría ganado uno mejor si se hubiera presentado. Es agotador tratar con alguien así.
Relaciones tóxicas: el impacto en los demás
¿Y qué pasa con las relaciones? Pues que tanto el egocéntrico como el narcisista pueden ser bastante tóxicos. El egocéntrico es ese amigo que nunca te escucha de verdad porque está demasiado ocupado pensando en lo próximo que va a decir. O esa pareja que se olvida de tu cumpleaños pero monta un drama si tú te olvidas del suyo. Es frustrante pero al menos no suele ser malintencionado.
El narcisista en cambio puede ser mucho más dañino. Es capaz de manipular y explotar emocionalmente a los demás para satisfacer su necesidad constante de admiración. En una relación de pareja el narcisista puede ser encantador al principio pero poco a poco irá socavando la autoestima de su pareja para mantenerla bajo control. Es como una araña que teje una red de dependencia emocional a su alrededor.
¿Hay solución? Perspectivas de cambio
¿Y hay alguna solución para todo esto? Bueno depende. El egocéntrico con un poco de esfuerzo y autoconsciencia puede aprender a ser más empático y considerado con los demás. Es cuestión de practicar la escucha activa y de intentar ponerse en el lugar del otro. No es fácil pero se puede conseguir.
Con el narcisista la cosa se complica. El trastorno narcisista de la personalidad es una condición psicológica seria que requiere tratamiento profesional. El problema es que la mayoría de los narcisistas no reconocen que tienen un problema. ¿Para qué cambiar si ellos son perfectos? Así que a menos que toquen fondo y busquen ayuda por sí mismos es difícil que cambien.
Ya ves que aunque se parezcan egocentrismo y narcisismo no son exactamente lo mismo. El egocéntrico es como un niño caprichoso que necesita madurar. El narcisista es como un monstruo insaciable que devora la autoestima de los demás. Así que la próxima vez que te encuentres con alguien así ya sabrás a qué te enfrentas. Y si te has visto reflejado en alguna de estas descripciones… ¡Aún estás a tiempo de cambiar!
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