¿En qué idioma hablaba Jesucristo?
Imagínate por un momento que viajas en el tiempo hasta la época en la que vivió Jesucristo. O sea, hace más de dos mil años. La región donde nació y creció, hoy en día conocida como Israel y Palestina. Este periodo de tiempo era un crisol de culturas, debido al dominio romano y a las rutas comerciales que pasaban por allí.
Sin embargo, el idioma que Jesús probablemente hablaba con más naturalidad, era el arameo. El arameo era una lengua semítica, muy parecida al hebreo. Esta se había convertido, en el idioma cotidiano de la gente común de Judea y Galilea. El arameo se usaba en las casas, en los mercados, y en la vida diaria.
No era un idioma exclusivo de la religión o de las élites; era el idioma del pueblo. De hecho, hay indicios de que algunas palabras y frases de Jesús en los Evangelios están en arameo. Como cuando en la cruz dice "Eloi, Eloi, ¿lema sabachthani?" que significa "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
El Hebreo y su Importancia Religiosa
Ahora bien, aunque el arameo era su lengua materna, el hebreo también tenía un lugar especial. Especialmente en los contextos religiosos. El hebreo era la lengua de las Escrituras, de los textos sagrados que se leían en la sinagoga. Jesús, al ser judío practicante, habría estado familiarizado con el hebreo porque los niños judíos aprendían a leer las Escrituras en este idioma.
Así que, cuando Jesús discutía sobre las Escrituras o enseñaba en la sinagoga, muy probablemente lo hacía en hebreo. Este conocimiento del hebreo era fundamental, para el debate teológico y la interpretación de la ley judía. No era el idioma de uso diario para la conversación. No obstante, seguía siendo vital para la vida espiritual y cultural de los judíos de la época.
El Griego y la Difusión del Cristianismo
Entrando en este terreno de los idiomas, el griego koiné era como el inglés de hoy en día; una lengua franca que facilitaba la comunicación entre diferentes pueblos del Imperio Romano. Debido a la conquista de Alejandro Magno, el griego se esparció por el Mediterráneo oriental, y era comúnmente hablado. Especialmente, en las ciudades y por aquellos que se dedicaban al comercio o la administración.
Jesús podría haber tenido alguna noción de griego, considerando la influencia helenística en la región. Sin embargo, no existe una evidencia directa de que lo hablara regularmente. No obstante es importante, porque los primeros cristianos utilizaron el griego para escribir los Evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento. Facilitaban así la difusión del cristianismo más allá de las comunidades judías.
El Latín, la Lengua del Imperio
El latín, la lengua de los romanos, tenía una presencia menor en la vida cotidiana de Jesús. Era la lengua del poder, de la administración y de los soldados. Sin embargo, no era algo que un carpintero de Nazaret usaría en su día a día.
El hecho de que su sentencia fuera escrita en latín, griego y hebreo sobre la cruz ("INRI" - Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum), muestra la mezcla de idiomas en ese contexto histórico.
Pero volviendo a la pregunta inicial, Jesucristo probablemente hablaba arameo en su vida diaria. Seguramente utilizaba el hebreo para asuntos religiosos, y es posible que tuviera un conocimiento práctico del griego, para interactuar en un mundo multicultural. El latín, aunque presente, sería el menos relevante para él.
La Importancia de los Idiomas en la Historia Cristiana
Esta diversidad lingüística no solo nos habla de Jesús como individuo, sino también del en el que vivió. Una época donde el conocimiento de varios idiomas, podía ser una herramienta poderosa para la enseñanza y la difusión de ideas.
Entender estos idiomas, nos abre una ventana hacia como era la vida en tiempos de Jesús. Nos indica cómo su mensaje pudo trascender barreras lingüísticas, para poder llegar a millones de personas a lo largo de la historia. El idioma de Jesucristo no solo nos conecta con su humanidad.
También deja reflejado, la complejidad y riqueza cultural de su entorno. Estos elementos son sin duda cruciales. Especialmente, para comprender el contexto del mensaje de amor y redención que practicaba.
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