¿Qué es el efecto halo en psicología?
Muchas veces tendemos a pensar que la gente guapa es más inteligente. Esto no es casualidad. Los psicólogos lo llaman efecto halo, y es un sesgo que nos hace extender una cualidad positiva de alguien a todos sus demás aspectos. Edward Thorndike lo descubrió en 1920 cuando estudiaba cómo los superiores evaluaban a sus soldados en el ejército.
La cosa va más allá de la belleza física. Por ejemplo, si un profesor nos cae bien tendemos a pensar que explica mejor. O si un compañero de trabajo destaca en una tarea, asumimos que será igual de bueno en todo lo demás. Nuestro cerebro busca atajos para procesar la información y este es uno de ellos.
Impacto del efecto halo en el mundo laboral
Las empresas sufren mucho este efecto en las entrevistas de trabajo. Los candidatos atractivos o con buena presencia tienen más probabilidades de ser contratados. Un estudio de la Universidad de Harvard demostró que la gente alta gana de media un 15% más que la gente baja. ¿Injusto verdad?
Las marcas conocen este truco desde hace años. Por eso contratan a famosos para sus anuncios. Si Rafa Nadal anuncia un coche pensamos que ese coche debe ser tan bueno como él jugando al tenis. O si Cristiano Ronaldo promociona un perfume creemos que usar ese perfume nos hará más exitosos.
Cómo el efecto halo influye en nuestras relaciones
En las relaciones personales este efecto es brutal. Si alguien nos parece simpático en el primer encuentro le perdonamos más fácilmente sus errores futuros. Los psicólogos sociales han estudiado cómo esto afecta incluso a los juicios en los tribunales. Las personas atractivas reciben sentencias más leves por el mismo delito.
El marketing digital también juega con esto. Una web con buen diseño nos parece más fiable aunque su contenido sea mediocre. O un restaurante con buena decoración nos hace pensar que la comida será mejor. Netflix lo sabe y por eso cuida tanto las miniaturas de sus series.
Consejos para evitar caer en el efecto halo
¿Se puede luchar contra este sesgo? Claro que sí. El primer paso es ser consciente de que existe. Cuando conozcas a alguien nuevo intenta evaluar cada aspecto por separado. Que sea buen deportista no significa que sea buen amigo, que vista bien no implica que sea profesional.
Las empresas serias ya toman medidas contra esto. Hacen entrevistas ciegas donde no ven al candidato. Evalúan cada competencia por separado. Usan pruebas técnicas objetivas. Pero en nuestra vida personal es más difícil. El cerebro hace estas asociaciones de forma automática.
El efecto halo también funciona al revés y entonces lo llamamos efecto cuerno (Vaya nombre..). Si algo nos desagrada de una persona tendemos a verlo todo mal en ella. Por eso es importante dar segundas oportunidades. Los prejuicios nos pueden hacer perder relaciones valiosas o experiencias interesantes. ¿Cuántas veces te has equivocado en tu primera impresión sobre alguien?
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