¿Cuál es la diferencia entre entender y comprender?
A menudo usamos las palabras "entender" y "comprender", como si fueran intercambiables. Sin embargo existe una sutil pero importante distinción entre ambos conceptos. Entender implica captar el significado básico de algo. Es como si al escuchar una canción en otro idioma lograras identificar de qué trata en general aunque no conozcas todas las palabras.
Comprender, va un paso más allá. Supone asimilar profundamente una idea hasta poder explicarla con tus propias palabras, e incluso aplicarla en diferentes contextos. Imagina que estás aprendiendo a tocar un instrumento musical. Al principio entiendes cómo se coloca cada dedo para formar los acordes.
Pero solo cuando llevas tiempo practicando, y logras tocar fluidamente sin pensar en la posición de tus manos, es cuando realmente has comprendido la técnica. Lo mismo ocurre con cualquier conocimiento nuevo. Primero lo entendemos de forma superficial, y luego poco a poco lo vamos comprendiendo hasta integrarlo por completo.
Niveles de procesamiento cognitivo
Esta diferencia entre entender y comprender, se relaciona con los distintos niveles de procesamiento cognitivo. Cuando simplemente entendemos algo, estamos operando en un nivel básico de reconocimiento y memorización. En cambio la comprensión implica procesos mentales más complejos. Como el análisis la síntesis y la evaluación crítica.
Por eso es común que en los exámenes haya preguntas, tanto de comprensión lectora como de razonamiento analítico. El psicólogo estadounidense Benjamin Bloom desarrolló una taxonomía que clasifica los objetivos educativos en seis niveles de complejidad creciente.
En los niveles inferiores se encuentran habilidades como recordar y entender información. Mientras que en los superiores, aparecen capacidades más avanzadas como aplicar analizar evaluar y crear nuevo conocimiento. Esta jerarquía ilustra bien cómo la comprensión profunda requiere ir más allá del simple entendimiento inicial.
Aprendizaje significativo y metacognición
Cuando realmente comprendemos algo, somos capaces de relacionarlo con nuestros conocimientos previos y darle un significado personal. Esto es lo que se conoce como aprendizaje significativo. Ya no nos limitamos a repetir datos de memoria, sino que integramos la nueva información en nuestra red de conceptos.
Por ejemplo si estás aprendiendo sobre la fotosíntesis no te quedas solo con la definición. Empiezas a ver conexiones con otros temas, como la energía solar o el ciclo del carbono. Otro aspecto clave de la comprensión, es la metacognición o conciencia sobre nuestros propios procesos mentales.
Cuando comprendemos algo a fondo somos conscientes de lo que sabemos y lo que no. Podemos explicar con claridad nuestro razonamiento e identificar posibles lagunas. En cambio cuando solo entendemos superficialmente, es común tener la sensación de que nos falta algo aunque no sepamos exactamente qué.
Aplicación práctica del conocimiento
Una de las principales diferencias entre entender y comprender se manifiesta en la capacidad de aplicar lo aprendido. Cuando solo entendemos, algo podemos recordarlo y explicarlo en el mismo contexto en que lo aprendimos. Pero al comprenderlo, realmente somos capaces de transferir ese conocimiento a situaciones nuevas y diferentes.
Por ejemplo si entiendes cómo funciona una bicicleta puedes describir sus partes. Pero si lo comprendes a fondo, podrías incluso diseñar un nuevo modelo o reparar una avería. Esta habilidad de aplicación práctica es especialmente valiosa en el ámbito laboral y académico. No basta con memorizar información. Hay que saber utilizarla de forma creativa para resolver problemas.
Por eso muchas empresas valoran más las habilidades blandas y el pensamiento crítico, que los conocimientos teóricos. Y en la universidad se fomenta cada vez más el aprendizaje basado en proyectos, donde los estudiantes deben aplicar lo aprendido a casos reales.
Desarrollo del pensamiento crítico
La comprensión profunda, está íntimamente ligada al desarrollo del pensamiento crítico. Cuando comprendemos verdaderamente un tema, somos capaces de analizarlo desde diferentes perspectivas, cuestionar supuestos y formar nuestras propias opiniones fundamentadas. En cambio, si solo lo entendemos superficialmente, tendemos a aceptar las ideas sin cuestionarlas.
El pensamiento crítico permite evaluar la calidad y fiabilidad de la información que recibimos. Algo crucial en esta era de sobreinformación y noticias falsas. Además la comprensión genuina, fomenta la curiosidad intelectual y el deseo de seguir aprendiendo. Cuando realmente comprendemos algo nos surgen nuevas preguntas y conexiones que nos impulsan a profundizar más.
Es como si se nos abriera, todo un mundo de posibilidades por explorar. Por eso dicen que el verdadero conocimiento no consiste en tener todas las respuestas, sino en hacerse las preguntas correctas.
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