Dharma ¿Qué es y qué representa en el budismo?
El Dharma puede que sea uno de los conceptos más importantes, y a la vez más complejos, dentro de la extensa y profunda tradición espiritual del budismo. Intentaremos arrojar luz sobre esta palabra clave que contiene todo un universo de sentidos.
La enseñanza central
El Dharma hace referencia, en primer lugar, a las enseñanzas expuestas por Buda después de alcanzar la iluminación. Tras esta experiencia trascendental bajo el árbol de la Bodhi, Buda inició un largo camino de predicación para comunicar su descubrimiento de la verdad última. ¿Cuál era este mensaje que cambiaría la vida de millones de personas en Asia? Las llamadas Cuatro Nobles Verdades y el Noble Sendero Óctuple.
Las Cuatro Nobles Verdades revelan el funcionamiento de la existencia y la raíz del sufrimiento humano. El Noble Sendero Óctuplethen prescribe el camino hacia la liberación definitiva del dolor a través del nirvana. Así, el Dharma budista proporciona un mapa completo de la realidad y las herramientas prácticas para transcender toda insatisfacción.
La práctica espiritual
Además de las palabras y conceptos, el Dharma también abarca las técnicas y métodos para experimentar directamente la verdad señalada por Buda. Aquí ya tenemos que hablar de meditación en todas sus formas, los ejercicios mentales, las visualizaciones, los mantras y las distintas prácticas del yoga budista.
Más que simples técnicas, estas prácticas permiten una profunda transformación de la mente y la percepción del practicante. Son un aspecto esencial del Dharma como un camino vivo hacia el despertar. Las enseñanzas budistas no son dogmas que aceptar intelectualmente, sino experiencias que integrar.
La ley natural
En un sentido más amplio, el Dharma apunta igualmente a los principios eternos que gobiernan la realidad observable. Es como la ley natural que subyace al funcionamiento del cosmos y los fenómenos. Pero también a la naturaleza de la mente y los estados de consciencia. Comprender esto permite abrazar el flujo de la vida sin resistencia.
El deber moral
Por otra parte, para la tradición budista el Dharma significa cumplir cabalmente con nuestro deber espiritual y moral, con la recta manera de conducirnos en pensamiento, palabra y obra. Actuar en línea con valores sublimes como la compasión, la prudencia, la ecuanimidad y el respeto por toda forma de vida.
Cada acción, por insignificante que nos parezca, repercute en el gran entramado del universo. Hemos de esforzarnos por vivir de acuerdo al Dharma, en beneficio propio y del resto.
La naturaleza de los fenómenos
¿Es todo lo que percibimos real? El budismo responde con un rotundo no. Según esta sabiduría milenaria, todos los fenómenos carecen de una existencia inherente, sólida, independiente. Son como espejismos, burbujas de jabón, sueños… Nada contiene una esencia eterna porque todo está en constante cambio.
Esta visión se conoce también como Dharma: la naturaleza última de las personas, objetos y acontecimientos. Percibir esto disipa el velo de la ignorancia y pone fin al sufrimiento.
La cualidad de las cosas
Cada elemento de la existencia, aparte de ser insustancial, posee ciertas cualidades primarias que constituyen su Dharma particular. Es decir, su modo característico de ser y actuar. Una nube, por ejemplo, tiene la cualidad inherente de producir lluvia bajo determinadas condiciones.
Al comprender la singularidad de lo que nos rodea comenzamos a apreciar la riqueza de este mundo complejo e interdependiente. No hay separación entre el Dharma de cada cosa y el Dharma como totalidad.
El devenir fluído
A este respecto, el concepto budista de anicca (impermanencia) señala que todos los fenómenos son efímeros, se manifiestan y desaparecen constantemente. Nada perdura en una forma estática. Desde esta óptica fluida, hablar del Dharma es referirse también al incesante devenir, al cambio perpetuo que caracteriza a la existencia cíclica.
Flujo y reflujo, día y noche, verano e invierno… La realidad que percibimos es un torrente en eterno movimiento.
Son muchas las capas de significado asociadas al término Dharma en el budismo. Quizás podríamos resumirlo como la constitución esencial del universo, el orden natural innato que lo sostiene todo. También el aspecto dinámico de la realidad y sus continuas transformaciones.
Para el practicante budista, el Dharma es ante todo las enseñanzas del despertar y el sendero con sus métodos para alcanzar la liberación del sufrimiento aquí y ahora. Integrando compasivamente este conocimiento en nuestra vida, aprenderemos a fluir serenamente con la existencia.
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