Coyolxauhqui: La diosa de la Luna descuartizada por su hermano

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Coyolxauhqui era la diosa azteca de la luna. Su nombre significa "la que porta cascabeles en la cara" y era hija de Coatlicue, una diosa madre, y hermana del famoso Huitzilopochtli. Pero parece ser, que los miembros de esta gran familia de dioses, no se llevaban nada bien.

La historia de Coyolxauhqui es un drama familiar en toda regla. Todo empezó cuando su madre Coatlicue se quedó embarazada de forma misteriosa de Huitzilopochtli. A Coyolxauhqui, como al resto de sus hermanos, no les pareció nada bien. Pensó que su madre les había deshonrado a ella y a sus hermanos. Así que decidió tomar cartas en el asunto y alzó el hacha de guerra.

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El complot contra Coatlicue

Coyolxauhqui reunió a sus 400 hermanos, los Centzon Huitznahua, que eran las estrellas del cielo nocturno, y les convecnió para que la ayudaran a vengar su honor. El plan era simple: subir al Cerro Coatepec y asesinar a su madre, Coatlicue.

Parece sacado de una película de ciencia ficción. Coyolxauhqui liderando un ejército de 400 estrellas guerreras, sus hermanos, contra su propia madre. Como ya habrás imaginado, todos iban armados hasta los dientes y con ganas de dar comienzo a una guerra familiar. Pero lo que no sabían era que se iban a llevar una, no muy grata, sorpresa. Y es que el bebé que llevaba Coatlicue en la barriga no era uno cualquiera.

El nacimiento de Huitzilopochtli y la caída de Coyolxauhqui

Justo cuando Coyolxauhqui y sus hermanos celestiales estaban a punto de atacar a Coatlicue, pasó algo inesperado. De repente, Huitzilopochtli, el futuro dios de la guerra y el sol, nació. Pero no nació como un bebé normal. Qué va. Salió armado y listo para el combate. Vamos, que nació siendo ya un guerrero hecho y derecho. Aunque aún no me queda claro si nació siendo un bebé o un adulto.

Huitzilopochtli no se lo pensó dos veces. Cogió su arma, la Xiuhcoatl o serpiente de fuego, y se lió a golpes con sus hermanos. A Coyolxauhqui la asesinó de una forma brutal. La descuartizó y tiró su cuerpo desde lo alto del cerro y para colmo se comió su corazón. Sus restos quedaron esparcidos por las faldas de la montaña. Un triste y macabro final para la diosa lunar azteca.

El simbolismo de Coyolxauhqui en la mitología azteca

Hay que reconocer que la historia de Coyolxauhqui no es de las más felices ni gratas. Para los aztecas tenía un significado profundo. Representaba la lucha diaria entre el sol y la luna. Huitzilopochtli era el sol que cada mañana vencía a la luna y las estrellas, sus hermanos.

Este mito explicaba por qué la luna "muere" cada día cuando sale el sol. ¿A que ahora todo tiene sentido? Por otra parte, también justificaba los sacrificios humanos. Los aztecas creían que tenían que alimentar a Huitzilopochtli con sangre para que pudiera seguir ganando esa batalla cósmica. Si no, el mundo se acabaría.

La Piedra de Coyolxauhqui: Un descubrimiento arqueológico clave

En 1978 pasó algo que dejó a los arqueólogos desconcertados. Estaban excavando en el centro de Ciudad de México, donde antes estaba Tenochtitlan descubrieron una piedra enorme con la imagen de Coyolxauhqui. Era un disco de más de 3 metros de diámetro.

La Piedra de Coyolxauhqui muestra a la diosa desmembrada, con la cabeza, brazos y piernas separados del tronco. Lo que más impresionó a los expertos es que está tallada con una precisión perfecta. Esta talla se encontraba en la base del Templo Mayor, el templo principal de los aztecas. Cada vez que subían víctimas para sacrificar a Huitzilopochtli, pasaban por encima de la imagen de su hermana derrotada.

Coyolxauhqui en el arte y la cultura azteca

Los aztecas le daban mucha importancia a Coyolxauhqui en su arte. Aparecía en esculturas, pinturas y códices. Siempre la representaban como una guerrera feroz. Llevaba un tocado de plumas, cascabeles en su rostro y a veces una falda de serpientes.

Pero no solo era importante en el arte. Coyolxauhqui tenía su propio festival, el Ochpaniztli. Se celebraba en septiembre y estaba dedicado a la limpieza y la renovación. Durante la fiesta, una mujer representaba a la diosa. Al final, la "sacrificaban" simbólicamente, repitiendo el mito de su derrota.

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