Condicionamiento clásico de Pavlov ¿Qué es en psicología?

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¿Por qué se te hace la boca agua cuando hueles tu comida favorita? La culpa la tiene Ivan Pavlov y sus famosos experimentos con perros. Este científico ruso descubrió algo que revolucionó nuestra comprensión del aprendizaje. Sus investigaciones empezaron por casualidad mientras estudiaba la digestión de los perros.

Lo que Pavlov notó fue fascinante, sus perros empezaban a salivar antes de ver la comida. Solo con oír los pasos de la persona que les daba de comer ya se activaban sus glándulas salivales. Este descubrimiento le llevó a realizar el experimento que todos conocemos: hacer sonar una campana antes de dar comida a los perros.

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Elementos básicos del condicionamiento pavloviano

El experimento era simple pero brillante. Pavlov tocaba una campana y después daba comida a los perros. Al principio los perros solo salivaban al ver la comida. Pero después de repetir esto varias veces los perros empezaban a salivar solo con oír la campana. El cerebro había aprendido a asociar el sonido con la comida.

Esto funciona con cualquier estímulo neutral. La campana podría ser una luz una palabra o un gesto. Lo importante es que se repita junto al estímulo natural. En el caso de los perros la comida era el estímulo natural y la campana el estímulo neutral que se convirtió en condicionado.

Aplicaciones prácticas del condicionamiento clásico

Este tipo de aprendizaje está por todas partes. Las empresas lo usan en publicidad. ¿Por qué crees que ponen música alegre en los anuncios? Quieren que asocies esas sensaciones positivas con su producto. Los supermercados hacen lo mismo cuando ponen olor a pan recién horneado.

Los psicólogos usan el condicionamiento para tratar fobias. Si tienes miedo a las arañas te exponen poco a poco a ellas mientras estás relajado. Tu cerebro aprende a asociar las arañas con la calma en vez del miedo. John B. Watson demostró esto con el famoso experimento del pequeño Albert que desarrolló miedo a las ratas blancas.

Efectos del condicionamiento en nuestra vida diaria

También afecta a nuestras relaciones personales. Si alguien nos ha hecho daño podemos desarrollar ansiedad al ver personas parecidas. O si tuvimos experiencias positivas en un lugar nos sentimos bien al volver. El cerebro crea estas conexiones sin que nos demos cuenta.

Las mascotas son expertas en condicionamiento. Tu perro se emociona cuando coges la correa porque la asocia con el paseo, pega saltos y se pone como loco incluso antes de tenerla en la mano. Los gatos acuden corriendo al oír el ruido de su comida. Incluso los bebés aprenden así: relacionan el biberón con el fin del hambre.

El condicionamiento clásico explica muchas de nuestras reacciones automáticas. ¿Te has puesto nervioso al oír la música del dentista? ¿Te relajas al escuchar la canción que te recuerda a las vacaciones? Son respuestas condicionadas que has aprendido sin darte cuenta. La próxima vez que notes una de estas reacciones ya sabes a quién darle las gracias: a Pavlov y sus perros.

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