Cómo superar la fobia social: Trucos y consejos

como superar la fobia social

¿Te has quedado alguna vez paralizado antes de entrar a una fiesta? ¿O quizás has sentido ese nudo en el estómago cuando tienes que hablar en público? La fobia social la sufre muchísima gente, incluso a esos que ves tan seguros por la calle o en Instagram presumiendo de vida social.

Te sudan las manos solo de pensar en pedir un café en el bar o hacer una pregunta en clase. Y lo peor es que luego te machacas pensando que eres un bicho raro, cuando en realidad es un problema que afecta a millones de personas. Los psicólogos lo llaman trastorno de ansiedad social, pero yo prefiero verlo como un cortocircuito en nuestro sistema de alerta que podemos aprender a resetear.

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Pequeños pasos hacia el cambio social

Vale, ahora viene lo bueno: ¿cómo empezamos a darle la vuelta a esto? Pues como todo en la vida, paso a paso y sin agobiarse. Empieza por cosas pequeñitas, como saludar al vecino en el ascensor o hacer una pregunta en la farmacia. Sí, ya sé que suena a chorrada, pero es como ir al gimnasio: primero empiezas con pesas ligeras y poco a poco vas subiendo. La clave está en exponerte gradualmente a situaciones sociales, empezando por las que te dan menos miedo.

Los expertos en terapia cognitivo-conductual tienen muy claro que el cerebro es como un músculo que podemos entrenar. Cuando te enfrentes a una situación social que te asusta, piensa: "¿Qué es lo peor que puede pasar?" Normalmente, nos montamos películas dignas de Hollywood en nuestra cabeza, cuando la realidad es que a la gente le importa bastante poco lo que hagamos.

Herramientas prácticas para vencer el miedo

Un truco que me ha funcionado de maravilla es llevar siempre preparado un par de temas de conversación. No tiene que ser nada del otro mundo: el tiempo, una serie que estés viendo, o ese bar nuevo que han abierto en el barrio. Y otra cosa importante: aprende a respirar bien. Suena a topicazo, pero cuando notas que viene el agobio, respirar profundamente mientras cuentas hasta cuatro puede ser tu salvavidas.

La meditación y el mindfulness también ayudan una barbaridad. No hace falta que te conviertas en un monje budista, con dedicar cinco minutos al día a sentarte tranquilamente y observar tus pensamientos, ya estás haciendo algo súper útil.

Construyendo Relaciones Genuinas

Lo más importante es que, según vas practicando, descubres que la mayoría de la gente es bastante maja. Claro que hay algún que otro idiota o borde por ahí, pero eso es ley de vida 😀 Lo importante es rodearte de personas que te haga sentir bien y que entienda por lo que estás pasando. No tengas miedo de contarle a tus amigos o familia lo que te pasa, muchos te sorprenderán contándote que ellos también han pasado por lo mismo.

Date tiempo. Roma no se construyó en un día, y superar la fobia social tampoco es cosa de dos tardes. Habrá días buenos y días malos, días en los que te sientas capaz de comerte el mundo y otros en los que solo quieras esconderte bajo la manta. Y ¿sabes qué? Los dos tipos de días están bien. Lo importante es no tirar la toalla y seguir intentándolo, porque te prometo que merece la pena. Al final, descubres que esas situaciones que antes te aterrorizaban pueden llegar incluso a ser divertidas.

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