¿Cómo se forman los diamantes?

¿Cómo un simple trozo de carbono se convierte en una de las piedras más cotizadas del mundo? Los diamantes se forman en las profundidades de la Tierra. Todo empieza entre 150 y 250 kilómetros bajo nuestros pies, a esa profundidad la temperatura alcanza los 1300 grados centígrados y la presión es brutal: unas 50.000 veces mayor que la que sentimos en la superficie.
El proceso es largo. Los científicos calculan que un diamante necesita entre 1 y 3 mil millones de años para formarse. El carbono puro que existe en esas profundidades se somete a temperaturas y presiones extremas y esto hace que sus átomos se reorganicen en una estructura cristalina perfecta que da lugar al diamante.
Composición y características únicas
La estructura molecular de un diamante es lo que lo hace especial. Cada átomo de carbono se une a otros cuatro átomos formando un patrón repetitivo, esta disposición le da al diamante su dureza característica. De hecho es el mineral más duro que existe en la naturaleza según la escala de Mohs que mide la dureza de los minerales.
Los expertos explican que esta estructura también es responsable de cómo el diamante interactúa con la luz. Los rayos luminosos rebotan dentro del cristal creando ese brillo tan característico. Por eso los diamantes bien tallados brillan tanto: la luz entra se refleja varias veces y sale disparada en todas direcciones.
El viaje hacia la superficie
Los diamantes necesitan un empujón para llegar hasta la superficie. Este empujón viene en forma de erupciones volcánicas muy específicas. El magma asciende por chimeneas volcánicas llamadas kimberlitas, que son como tubos naturales que conectan las profundidades con la superficie. El proceso es rápido y violento lo que evita que los diamantes se destruyan durante el ascenso.
Las kimberlitas son rocas volcánicas raras que solo se encuentran en las partes más antiguas de los continentes conocidas como cratones. Sudáfrica, Rusia, Canadá y Australia tienen los yacimientos más importantes. El famoso yacimiento de Kimberley en Sudáfrica dio nombre a estas rocas y cambió la historia de la minería de diamantes.
Extracción y clasificación
La minería de diamantes es un proceso complejo. Los mineros tienen que extraer toneladas de roca kimberlita y luego procesarla para encontrar los diamantes. La mayoría de los diamantes que se encuentran son pequeños y de calidad industrial. Solo un pequeño porcentaje sirve para hacer joyas.
Los diamantes se clasifican según las 4C: carat (peso), clarity (pureza), color y cut (talla). El Instituto Gemológico de América estableció este sistema en los años 50. Un diamante perfecto debe ser incoloro puro bien tallado y cuanto más grande mejor y los más valiosos son los que cumplen todos estos requisitos aunque son muy raros.
Diamantes sintéticos y futuro del mercado
La tecnología actual permite crear diamantes en laboratorio. Empresas como Diamond Foundry utilizan reactores especiales que recrean las condiciones de presión y temperatura necesarias. Estos diamantes son idénticos a los naturales y solo un experto con equipo especializado puede distinguirlos.
El mercado de los diamantes está cambiando. Los diamantes sintéticos son más baratos y no tienen impacto ambiental. Cada vez más personas los prefieren por razones éticas, ademá son igual de bonitos. Las grandes empresas como De Beers que controlaban el mercado han tenido que adaptarse. El futuro del diamante podría estar más en los laboratorios que en las minas, por el bien del planeta.
Deja una respuesta