¿Cómo calcular el volumen del cubo?
¿Te acuerdas de esos cubos que tenías de pequeño? Pues resulta que calcular su volumen es más fácil que montar un mueble de IKEA. Venga, vamos a ello. Lo primero que tienes que saber es que un cubo es una caja cuadrada perfecta. Todas sus caras son iguales y sus aristas también.
Para calcular el volumen de este objeto geométrico solo necesitas conocer la longitud de una de sus aristas. ¿Qué es una arista? Pues es el borde donde se juntan dos caras del cubo. Imagina que es como la esquina de una mesa, pero en 3D. Una vez que tengas esa medida, el resto es coser y cantar.
La fórmula mágica del cubo
La fórmula para calcular el volumen del cubo es tan simple que hasta tu gato podría aprenderla. Se trata de elevar al cubo (valga la redundancia) la longitud de una arista. En cristiano: multiplicas la longitud de la arista por sí misma tres veces. Si la arista mide 5 centímetros, el volumen sería 5 x 5 x 5 = 125 centímetros cúbicos.
¿Y por qué se multiplica tres veces? Pues porque estamos trabajando en tres dimensiones, colega. Largo, ancho y alto. Es como si estuvieras llenando el cubo con cubitos más pequeños. Primero llenas una capa, luego otra encima y así hasta que el cubo esté completo. Cada multiplicación representa una de esas dimensiones.
Volumen de un Cubo
Volumen del Cubo
Para calcular el volumen de un cubo, usamos la fórmula:
donde a es la longitud de la arista del cubo.
Aplicaciones prácticas de calcular el volumen de un cubo
Ahora bien, ¿para qué narices sirve saber calcular el volumen de un cubo? Pues mira, tiene más aplicaciones de las que te imaginas. Por ejemplo, si eres un manitas y quieres construir una caja para guardar tus herramientas, saber calcular el volumen te ayudará a determinar cuánto material necesitas y cuántas cosas podrás meter dentro.
También es útil en la cocina. Si tienes una receta que usa medidas en tazas y tú solo tienes un recipiente cúbico, puedes calcular su volumen para saber cuánto ingrediente cabe. Y si te dedicas a la logística o al almacenaje, ni te cuento. Calcular el volumen de contenedores cúbicos es el pan de cada día en ese mundillo.
No te líes con los cálculos
La fórmula es sencilla, pero ¿qué pasa si las matemáticas no son lo tuyo? Hay trucos para hacerlo más fácil. Uno de ellos es usar una calculadora. Sí, ya sé que suena a trampa, pero oye, vivimos en el siglo XXI por algo. Otra opción es redondear los números si no necesitas una precisión milimétrica. A veces, una aproximación es más que suficiente.
Y si eres más de lo visual, puedes dibujar el cubo en un papel cuadriculado. Cada cuadradito puede representar una unidad de medida. Así, contar los cubitos que caben dentro es pan comido. Como jugar al Tetris, pero en papel y sin la musiquilla pegadiza.
El cubo en la naturaleza y el arte
¿Sabías que los cubos no son solo cosa de las matemáticas? La naturaleza también es fan de esta forma geométrica. Mira la pirita, por ejemplo. Es un mineral que crece formando cubos perfectos. O la sal de mesa, que también tiene cristales cúbicos si la miras de cerca con una lupa.
En el arte, el cubo ha sido protagonista más de una vez. Los pintores cubistas como Picasso se pirraban por descomponer las figuras en formas geométricas, entre ellas el cubo. Y qué decir de la arquitectura moderna, donde los edificios con forma de cubo son más comunes que las palomas en la plaza del pueblo.
Retos y juegos cúbicos
Para terminar, te propongo un reto. La próxima vez que veas un camión de mudanzas, intenta calcular cuántas cajas cúbicas podrían caber dentro. O mejor aún, organiza una competición con tus colegas para ver quién calcula más rápido el volumen de diferentes objetos cúbicos. El perdedor paga las cervezas.
Y si te has quedado con ganas de más, siempre puedes echarte unas partidas al Rubik. Al fin y al cabo, es un cubo. Y aunque resolver el puzle no tenga nada que ver con calcular su volumen, seguro que después de tanto darle vueltas, te harás un experto en la geometría de este cacharro.
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