Arhat o arahant ¿Quiénes son dentro del budismo?
Si has llegado hasta aquí es porque ha oído hablar de los arhat. En el budismo, el término arhat o arahant describe a alguien que ha alcanzado un nivel espiritual muy elevado. Los arhats son personas que han logrado liberarse del ciclo de renacimientos, han superado todas las ataduras mentales y emocionales que nos mantienen atrapados en el sufrimiento. Como ya has imaginado, no es tarea fácil llegar a este estado, se requiere una práctica intensa y constante de la meditación y las enseñanzas budistas.
Los arhats tienen una importancia central en algunas escuelas budistas. Se les considera modelos a seguir por su sabiduría y compasión que han logrado erradicar por completo las "impurezas mentales" como el odio, la codicia y la ignorancia. Esto les permite vivir en un estado de paz y ecuanimidad permanentes. Muchos devotos budistas aspiran a convertirse en arhats algún día. Ven en ellos la encarnación del ideal budista de liberación del sufrimiento.
Las etapas en el camino del arhat
El camino para convertirse en arhat no es directo ni sencillo. Consta de varias etapas o niveles de realización espiritual. La primera etapa es la del "entrado en la corriente". En este nivel, la persona obtiene su primer atisbo del nirvana. Ha comenzado a desapegarse de las ilusiones mundanas. La segunda etapa es la del "que retorna una vez". Aquí el practicante ha debilitado significativamente sus ataduras mentales negativas.
La tercera etapa es la del "no retornante". En este punto, la persona ha eliminado por completo el deseo y la aversión. Ya no renacerá en el reino del deseo. La cuarta y última etapa es la del arhat propiamente dicho. Aquí se logra la liberación total y definitiva del ciclo de renacimientos. El arhat ha cortado todas las cadenas que lo atan al sufrimiento. Ha alcanzado el nirvana en vida y no volverá a renacer tras su muerte física.
Arhats y bodhisattvas: ¿cuál es la diferencia?
Es común confundir a los arhats con los bodhisattvas. Ambos son figuras importantes en el budismo. Sin embargo, hay algunas diferencias clave entre ellos. Los arhats buscan la liberación individual del sufrimiento. Su meta es alcanzar el nirvana para sí mismos. Los bodhisattvas, en cambio, hacen votos de posponer su entrada al nirvana. Prefieren seguir reencarnando para ayudar a todos los seres a liberarse.
Otra diferencia es que el ideal del arhat es más prominente en el budismo Theravada. El bodhisattva, por su parte, es central en el budismo Mahayana. Algunos consideran que el camino del bodhisattva es superior. Otros ven ambos ideales como igualmente válidos. En última instancia, tanto arhats como bodhisattvas buscan el fin del sufrimiento. Solo difieren en sus métodos y alcance.
Los poderes extraordinarios de los arhats
Se dice que los arhats desarrollan capacidades sobrenaturales. Pueden leer las mentes de otros y recordar sus vidas pasadas. También se les atribuye la habilidad de realizar milagros y prodigios. Sin embargo, el budismo advierte contra el apego a estos poderes. Los ve como efectos secundarios del desarrollo espiritual, no como metas en sí mismas.
Los arhats usan estas habilidades solo para beneficiar a otros, nunca por motivos egoístas. Su sabiduría les permite ver la naturaleza ilusoria de estos poderes. No se dejan deslumbrar por ellos ni caen en la trampa del orgullo espiritual. Su verdadero poder reside en su paz interior y su compasión ilimitada hacia todos los seres.
¿Pueden los laicos convertirse en arhats?
Se consideraba que solo los monjes podían alcanzar el estado de arhat, por lo general. Pero según algunas fuentes budista, existen casos de laicos que lo lograron. Hoy en día, muchas escuelas budistas sostienen que cualquiera puede convertirse en arhat. Lo importante es la práctica sincera y constante, no el estatus social o religioso.
Aun así, la vida monástica sigue siendo vista como más conducente a este logro. Ofrece un entorno ideal para la práctica intensiva. Libera al practicante de las distracciones mundanas. Pero el budismo enseña que el potencial de iluminación está presente en todos los seres. Con dedicación y esfuerzo, incluso una persona común puede alcanzar las alturas espirituales de un arhat.
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