Ah Puch: El dios maya de la muerte
Ah Puch era el dios de la muerte Maya. Esta civilización mesoamericana lo consideraba uno de los dioses más importantes y temidos de su panteón. Lo imaginaban como un ser con forma de esqueleto con ojos saltones y un cráneo por cabeza. A veces lo representaban con cabeza de búho o jaguar, animales asociados a la noche y la muerte. Ah Puch era quien gobernaba Xibalba, el inframundo maya, un lugar oscuro y tenebroso al que iban las almas después de morir.
Los temían a este dios y le tenían mucho respeto, porque creían que podía aparecer en el mundo de los vivos para llevarse a las personas. Pensaban que era mejor no mencionar su nombre para no atraer su atención. En los códices mayas, los escribas lo dibujaban con símbolos de muerte como huesos cruzados o calaveras. Los sacerdotes le hacían ofrendas para mantenerlo contento y que no causara enfermedades o desgracias.
El reino de Xibalba: La morada subterránea de Ah Puch
Según los mitos mayas, Xibalba era un lugar horrible lleno de ríos de sangre y casas donde vivían los demonios ayudantes de Ah Puch. Las almas de los muertos tenían que pasar por pruebas muy difíciles para llegar ante el dios de la muerte. Había caminos engañosos, ríos de ácido y muchos peligros. Solo los más valientes lograban superarlos. Los mayas creían que la mayoría de la gente común terminaba en Xibalba después de morir.
Ah Puch no estaba solo en el inframundo, a su ado estaba su esposa llamada Ixtab, la diosa del suicidio y juntos gobernaban sobre los muertos y decidían su destino final. Los mayas pensaban que algunas personas especiales, como los gobernantes o los guerreros caídos en batalla, podían escapar de Xibalba. Creían que sus almas iban al paraíso celestial en vez de quedarse en el reino oscuro de Ah Puch.
Rituales y ofrendas para aplacar al dios de la muerte
Los mayas hacían muchos rituales para honrar a Ah Puch y pedirle favores. En algunas ceremonias, los sacerdotes se disfrazaban como el dios de la muerte. Se ponían máscaras de calavera y se pintaban el cuerpo de negro. Bailaban y cantaban para imitar a Ah Puch. La gente común les llevaba ofrendas como comida, joyas o incluso sangre. Creían que así el dios estaría contento y no les haría daño.
En el mes de Xul del calendario maya, se celebraba una fiesta especial para Ah Puch. Las familias limpiaban las tumbas de sus antepasados y les llevaban regalos. También hacían altares en sus casas con comida y bebida para los muertos. Pensaban que en esos días las almas podían volver al mundo de los vivos. Era importante tener contento a Ah Puch para que dejara salir a los espíritus de Xibalba.
El papel de Ah Puch en el ciclo de la vida y la muerte
Para los mayas, Ah Puch no era solo un dios malo o cruel. Lo veían como una parte necesaria del ciclo de la vida. Creían que la muerte era tan importante como el nacimiento. Ah Puch se encargaba de llevarse a los viejos y enfermos para que nacieran nuevos seres. También pensaban que ayudaba a que crecieran las plantas. Las semillas tenían que "morir" bajo tierra antes de brotar.
Los chamanes mayas a veces invocaban a Ah Puch en sus rituales de curación. Le pedían que se llevara las enfermedades en vez de a las personas. Creían que el dios de la muerte podía causar males, pero también curarlos si se le pedía de la forma correcta. Algunos guerreros le rezaban antes de ir a la batalla para que les diera fuerza y protección.
Ah Puch en el arte y la escritura maya
Los artistas mayas representaron a Ah Puch de muchas formas en sus obras. En las estelas y los murales aparece como un esqueleto con joyas y tocados elaborados. A veces lleva un hacha o un cuchillo de pedernal, símbolos de sacrificio. En los códices lo dibujaban más simple, solo como una calavera con ojos. Los escribas usaban un glifo especial para escribir su nombre, que se parece a una cabeza de muerte.
En el famoso Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, se cuenta cómo Ah Puch y los señores de Xibalba desafiaron a los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué. Los dioses del inframundo les pusieron pruebas muy difíciles, pero al final los gemelos lograron vencerlos. Esta historia era muy importante para los mayas. Les enseñaba que incluso el poderoso señor de la muerte podía ser derrotado con astucia y valor.
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